Populismo 2021
¿Realmente hay una luz al final del túnel?
El Perú era la estrella de Latinoamérica, pero luego de un indiferente 2019 y un (hasta ahora) trágico 2020, se ve cómo el "milagro peruano" ha mostrado ser un cascarón vacío: Es el país que cuenta con la mayor tasa de muertos producto de la pandemia y también el que ha entrado en la mayor recesión del año.
Como es de esperar, esto ha despertado una oleada de críticas; sin embargo, estas tienen una particularidad: En lugar de estar dirigidas al gobierno, se enfocan en el sistema económico que viene siguiendo el Perú en los últimos 30 años. Así, mientras Vizcarra ha logrado mantener una popularidad constante pese a los dantescos resultados del país, cada vez surgen más críticas al modelo peruano y al presunto origen de todos los males, la Constitución de 1993.
Más allá del impacto que haya podido tener su gestión en el manejo de la pandemia, ha quedado claro que la postura de Vizcarra, basada en discursos fuertes y confrontacionales, le ha rendido frutos políticamente; sin embargo, ¿a costa de qué?
Para seguir el ritmo del presidente, el resto de partidos políticos se ve en la necesidad de mantener un discurso de carácter populista, criticando a las grandes empresas y a los individuos que no acatan las medidas sanitarias, señalándolos como los principales causantes de la crisis, promoviendo normativa destinada a castigarlos (penas de cárcel para los que no acaten las medidas sanitarias, cárcel para los especuladores, etc.).
Si bien ahora la situación es mala, esto no significa que no pueda empeorar, sobre todo si es que en menos de un año serán las siguientes elecciones presidenciales y congresales. El campo está abierto para que proliferen discursos extremistas y populistas.